Muertos. Cadáveres. Extendidos sobre la gran superficie llana. Una tierra que sangra, del color más rojo que se haya visto nunca.
Y en medio de toda esta tragedia esta él.
-Alguien quiere palomitas?- pregunta alguien.
Nadie contesta.
La tensión en la sala es demasiado grande. Todos estamos muy pendientes de la pantalla.
Ahora el silencio es lo único que queda en ese lugar. Nada de vida. Solo queda él, y está solo. La quietud es apremiante, y el silencio pronto le empieza a poner nervioso. Por su cara se ve que está angustiado. Las lágrimas, surcan su rostro en una terrible tristeza. En ese momento solo piensa en desaparecer, sin querer seguir con vida.
Sabemos que en cualquier momento va a suceder algo, y todos nos mordemos las uñas.
Y sí, sucede. Gritamos de terror cuando un monstruo aparece y le arranca un brazo al protagonista. Mientras grita agonizando, el monstruo se lo come vivo. Al final se hace el silencio, y vemos como el monstruo se come sus sesos, estando él ya muerto.
Ya no queda nadie en la humanidad vivo.
Aun seguimos temblando cuando salimos finalmente del cine.
-Dios mio.. Ha sido... Escalofriante- dice Angelica con voz débil rompiendo el silencio.
-Y esas cosas, eran horribles! Esos monstruos que comían a la gente-dice Marta.
-Zombies Marta. Zombies- le corrijo yo.
-Da igual como se llamen. Eran horribles!
- Eres demasiado sensible Marta- apostilla Joyce quien ha estado callado durante todo el rato.
Marta no responde, y se queda callada.
-La humanidad exterminada por algo que ellos mismos crearon- digo- que irónico.
- Es verdad, ficción o no, creo que todo se nos vuelve en nuestra contra- observa Joyce. Asiento.
- Pero sin duda creo que a veces nos lo merecemos, no crees?- comento- No todo lo que hacemos está bien.
- Sin duda.- responde.
- Seguimos hablando de la película, o de algo real?- dice Marta un poco exasperada.
- No te preocupes. No lo entenderías.- dice Joyce.
su expresión nos hace gracia y empezamos a reírnos de ella.
-Volvamos a casa.- digo.
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