Las lágrimas son como gotas de agua que caen, y son absorvidas por la tierra. Y de igual forma, el llanto puede ser consolado, como la lluvia cuando amaina.
Pero...
La tormenta sigue ahí.
El sentimiento confuso también.
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Me siento mal.
Un sentimiento de desasosiego y angustia afloran en mí pecho, como un puñal candente que atraviesa mí corazón, y poco a poco lo va hiriendo, desgarrándolo hasta dejarlo hecho trizas a un lado.
¿Ahora cómo me sostengo?
No tengo ni la más remota idea. Estoy perdida. Ofuscada en mí propia mente. ¿Qué me pasa? ¿Por qué me siento así?
Otra vez no hay respuesta.
Todo se me va acumulando en una gran montaña de sentimientos perdidos, sentimientos sin dueño. Desechados por mí propia voluntad,pero que, cuando menos me lo espero, vuelven a mí, desde el cajón dónde los había guardado y clausurado.
Me es imposible esconderme de mí misma.
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Suspiramos, vivimos encogidos en nuestros propios recuerdos.
Anhelamos, ser escuchados por los otros y no por el silencio escueto.
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¡Escúchame! ¿Cuál es tu secreto?
Qué me escondes, que no puedo saberlo.
¡Mírame! La preocupación no es ningún sueño.
Sino algo incierto, culpable de todos los tormentos.
Suspiramos, vivimos encogidos en nuestros propios recuerdos.
ResponderEliminarAnhelamos, ser escuchados por los otros y no por el silencio escueto.
me encanta eso que has escrito es muy bonito y profundo!
espero que estes bien:)
un besoo
Palabras bellas para describir algo que no lo es... sin duda es una obra maestra.
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